Internet: La clave para estar seguros y cerca (de nuestras economías, de nuestra familia y de nuestro trabajo) aun cuando estamos lejos.
Porque no solamente mejora la calidad de vida de las personas: en casos de emergencia mundial, como la que atravesamos con COVID-19, también la hace posible.
Por Silvina Moschini, CEO & Fundadora de SheWorks!
Sin Internet, no estarías leyendo esto. O tal vez sí, pero impreso sobre una hoja de papel, lo que implica un promedio de 0,000012 de árbol sólo para producir la hoja (sin contar el sobre) y el tiempo que lleve transportarlo en avión desde mi escritorio en Miami a tu escritorio en la ciudad donde te encuentres. Y todo esto en un escenario post COVID-19, porque lo cierto es que en este preciso momento la única forma que tengo de hacerte llegar estas líneas es conectándome a la red.
El 29 de octubre de 1969, en California, un equipo de UCLA mandó el primer mensaje a una red de otras cuatro computadoras. La red no se llamaba Internet todavía sino Arpanet (Advanced Research Projects Agency) y era un proyecto del Departamento de Defensa de Estados Unidos. Los inventores de la proto internet fueron los norteamericanos Lawrence Roberts, Robert Kahn, Tim Berners-Lee y Vinton Cerf (conmigo en la foto), y aquel día inauguraron, sin saberlo, un sistema de comunicación que revolucionó el siglo y que escaló a una velocidad muy superior a la de la conexión de aquel momento. “No, de ninguna manera pudimos prever todo lo que vino después, aunque tampoco sería honesto negar que éramos conscientes de lo que habíamos hecho y de las posibilidades que contenía”, dijo Cerf sobre aquel día.
Cincuenta años después, los usuarios de Internet en el mundo somos aproximadamente 4 mil cien millones, lo que equivale a aproximadamente el 53,6% de la población mundial. El informe 2019 de ITU (International Telecommunication Union) revela que, en los países más desarrollados, casi el 87% de las personas usa internet y, en los menos desarrollados, apenas 19%. Europa es el continente que más se conecta y África, el que menos.
Probablemente estas cifras escalen en el informe 2020. Porque COVID-19 nos confinó a quedarnos en casa y esto también cambió la forma en la que usamos Internet. Si antes de la pandemia era una poderosa máquina de conexión pero también de facturación, fuente de entretenimiento e innumerables otros usos, desde febrero de este año es la herramienta que hace posible la continuidad de las relaciones sociales, de los estudios y de los negocios en todo el mundo.
“Gracias a la conectividad, estudiantes de educación básica y universitaria han podido seguir aprendiendo a través de medios digitales, las instituciones de salud han logrado atender un número mayor de pacientes con conceptos como telemedicina, los grupos de investigación han podido informar al mundo de sus modelos matemáticos y epidemiológicos, los restaurantes y comercios se han reinventado a través de servicios de domicilios y de e-commerce que han crecido más de un 300% en las últimas semanas y los ciudadanos han sustituido el tradicional uso del efectivo que aún persiste en varios países latinoamericanos por medios electrónicos de pago y contactless technology”, dice Víctor Muñoz Rodríguez, Consejero Presidencial Económico para la Transformación Digital de Colombia.
Internet también hace posible el trabajo remoto. Aunque antes del COVID-19 algunas empresas se animaban a experimentar con esquemas flexibles de trabajo, la pandemia logró consolidar y acelerar la transformación digital que CEOs y CIOs no imaginaban factible en tan poco tiempo. COVID-19 es el empujón que muchos líderes reales necesitaban para animarse a gerenciar equipos virtuales y dejar atrás, de una vez y para siempre, las rutinas obsoletas que limitaban el trabajo a un horario y a un lugar.
Quedan retos, por supuesto. Accesibilidad, brecha de género (48% de mujeres usan internet en el mundo y 58% de hombres), falta de conocimientos digitales (en 40 de los 84 países relevados, menos de la mitad de la población posee habilidades básicas como copiar un documento o mandar un mail con un attachment) y ciberseguridad son los principales desafíos que hay que enfrentar todavía.
Pero volvamos a hacer el ejercicio de imaginar cómo sería todo sin Internet, y celebremos el invento. Porque hoy por hoy es lo que nos permite estar a salvo en casa, estudiar, trabajar, comprar comida y estar cerca de nuestros seres queridos. Probablemente Vint Cerf, “el famoso padre de Internet» no tenía en mente que su invento algún día sería un pilar elemental para la supervivencia durante la pandemia.