La plataforma de trabajo donde ser mujer sí tiene ventajas
El 58% de las mujeres renuncia a su carrera profesional al ser madre
Las mujeres son el 45% de los estudiantes universitarios y toman el 80% de las decisiones de compra. Sin embargo, cobran menos, aún son la excepción en los consejos de administración y, en algunos casos, se ven obligadas a parar su carrera si deciden ser madres. Aunque parece ilógico (e improductivo) que la mitad del mundo se vea relegada en el terreno laboral en favor de la otra mitad, ocurre todos los días. Con el objetivo de aprovechar y exprimir ese talento que se acaba perdiendo, Silvina Moschini creó la plataforma SheWorks! en el que mujeres de todo el mundo acceden a ofertas de empleo solo para ellas. El pasado marzo se presentó este proyecto en la Cumbre Global de Principios de Empoderamiento de Mujeres.
SheWorks! es una plataforma donde empleadores de todo el mundo publican ofertas de trabajo, especialmente en sectores como el marketing, la comunicación o las nuevas tecnologías. A su vez, empleados de todo el planeta pueden acceder a ellas a través de internet. Es decir, un jefe de proyecto inglés busca a un programador y puede encontrarlo en Rusia. La criba tiene más que ver con la especialización que con la geografía, según su fundadora.
A diferencia de portales como Infojobs Freelance, que hacen de intermediarios, SheWorks! va un paso más allá: también monitorea al trabajador y le ofrece formación. Al registrarse, no basta con subir el currículum a la plataforma. También hay que completar un test de inglés y un examen de habilidades analíticas, con secuencias lógicas, formas, etc. «Son para medir capacidades analíticas, inteligencia emocional, inglés o capacidades técnicas, dependiendo de lo que el cliente solicite», explica Moschini por videoconferencia desde San Francisco, desde donde cuenta que al día siguiente acudirá a un encuentro con Mark Zuckerberg, el creador de Facebook: «Él está muy interesado en todo lo que tiene que ver con la educación y la igualdad. Ahora es padre y tiene una hija. Los hombres se vuelven más sensibles cuando ocurre esto», bromea.
Otra diferencia es que, en este caso, no son las trabajadoras las que aplican a un puesto, sino que son los empleadores los que les seleccionan a ellos. Las ofertas, al menos de momento, no son públicas. She Works! planea implantarse primero en Latinoamérica y España, aunque en un mercado como el nuestro, la excesiva flexibilidad se mira con recelo. Aún quedan muchos flecos por perfilar en esta novedosa plataforma y las dudas son considerables (¿habrá leyes laborales internacionales que regulen el mercado laboral internacional?), pero es una mirilla en la que observar cómo se gestionará el trabajo (o más bien, el teletrabajo) en el futuro.
¿Por qué solo mujeres?
Esta plataforma tiene una particularidad: solo se pueden registrar mujeres. Antes de She Works! Moschini fundó Yandiki, una empresa especializada en contratación de talento creativo bajo demanda y que no hace distinción entre sexos. Por eso, la argentina ha aprovechado la tecnología que ya tenía creada y ha lanzado un espacio nuevo solo para las trabajadoras. Para Moschini, la desigualdad «no solo impacta en las mujeres profesionalmente, psicológicamente y económicamente, sino también a las empresas que sufren por la falta de diversidad». Es decir, la igualdad de la mujer en el mercado laboral no solo es justa, también es rentable. La consultora McKinsey calculó en su informe ‘Women Matter: the business and economic case for gender diversity’ que si se consiguiese la equidad plena en las empresas, el PIB mundial aumentaría 12.000 millones de dólares en 2025.
Algunos estudios apuntan a la maternidad como el momento en el que las mujeres empiezan a frenar su carrera laboral. En plena ascensión, algunas se ven obligadas a elegir entre su trabajo y su familia. El estudio ‘Somos Equipo’, que elabora la asociación ‘Yo No Renuncio’ del Club de Malasmadres, apunta a que un 58% de las mujeres renuncia a su carrera profesional en favor de su vida familiar. «Las mujeres son la fuerza de trabajo más económica del mundo. No es solamente que nos paguen menos, es que cuando ellas están en posiciones de liderazgo las empresas presentan mejor retorno de inversión», argumenta.
She Works! pretende paliar este problema de la falta de conciliación con altas dosis de flexibilidad laboral. Cuando las mujeres quieren reinsertarse al mercado encuentran más dificultades para hacerlo: «Creemos que la razón de la escasez de trabajadoras en puestos de liderazgo es porque ellas no logran permanecer en el mercado laboral. Abandonan sus carreras y luego les resulta extremadamente difícil reinsertarse o lo hacen en posiciones de menor jerarquía o nivel».
Este objetivo se consigue eliminando barreras, que no significa ni mucho menos una falta de control. Todo lo contrario. El trabajador elige los horarios en los que quiere trabajar, a cambio hay un cronómetro que sirve para contabilizar las horas exactas en las que ha hecho su labor (incluso, cuando el teclado queda inactivo esta herramienta se para) que también puede ver el empleador. Preguntada por si esto no supone poner la lupa de la desconfianza sobre el trabajador, Moschini es tajante: «Es una cuestión de transparencia y meritocracia. Se acabó la gente que calienta las sillas. Aquí cobras por lo que trabajas. Y además puedes progresar».
Moschini asegura que el hecho de que el trabajador tenga que competir por un empleo con personas de todo el mundo no provocará una bajada de salarios. Para ella, el atractivo empresarial estará en el talento y no en ahorrarse costes: «Es un proyecto que apuesta por poner en valor la especialización, no que un trabajador sea más barato o más caro. El empleador cogerá la mejor propuesta coste-beneficio. En España, por ejemplo, hay muchos titulados sin trabajo y gente con alto nivel educativo. Aquí tenéis muy buenos científicos de datos y en Tenerife hay muy buenos desarrolladores móviles. La diferencia es que esas personas no tendrán que irse de su país para trabajar», argumenta Moschini.
El trabajo se valora en ‘clics’
Después de haber hecho un trabajo y haberlo entregado, la palmadita en el hombro o la regañina llega en forma de valoración ‘online’: «Es algo parecido a lo que pasa con Uber o Cabify. Antes el taxista te paseaba y acababas malhumorado y no podías valorar, pero ahora no. Cuando uno hace un trabajo con profesionalidad, mejor valoración tiene. Por un comentario malo, tu reputación digital no cambia».
A pesar de la subjetividad que pesa en todos los trabajos creativos, Moschini se agarra a los datos objetivos para defender esta idea (horas de trabajo, producción, etc). Además, la veterana emprendedora argentina afirma que también se podrá valorar al jefe, pero es una opción que todavía no está disponible: «Esto va a necesitar un reajuste cultural porque a los empleadores no les gusta ser valorados, pero es lo justo».
La educación, la clave
Otra de las novedades de She Works! es que ofrecerá a las usuarias cursos ‘online’, adaptados a la demanda de las empresas. La trabajadora más formada y mejor pagada será la más valorada, según explica su fundadora.
«En mi época uno estudiaba lo que le gustaba y lo que creía que le podía dar trabajo, pero era solo una intuición. Ahora hay datos objetivos. La plataforma hace sus análisis en función de lo que buscan los empleadores. Detectamos en qué hay escasez y orientamos al empleado. Le decimos ‘si consigues esta certificación, tendrás trabajo más rápido’. Ponemos a su disposición exámenes y entrenamientos. Es conectar de manera inmediata el talento con las necesidades del mercado de trabajo».
Cambio de mentalidad
Este sólido pragmatismo en el que los datos mandan deja poco espacio para conceptos como la vocación o las relaciones sociales en el entorno laboral. Moschini reconoce que este tipo de plataformas pueden deshumanizar el trabajo, pero también cree que esta mentalidad está caduca: «Los jóvenes ya no ven el trabajo así. Para ellos es una forma de ganarse la vida, pero no es el centro de su vida. Además, cuando la empresa en la que trabajas toda la vida hace recortes y te quedas en la calle se te acaba el romanticismo. Ya no compras esos cuentos. Si uno quiere hacer amigos, los hace fuera del trabajo. He conocido gente que perdió su empleo y con él perdió su identidad. Es una situación triste». Según ella, los jóvenes ya no quieren vivir para trabajar sino trabajar para vivir.
Moschini es una gran defensora de los ‘millenials’, una generación que será el 75% de la fuerza laboral en 2020: «Todo el mundo habla mal de los jóvenes pero ellos reaccionan así porque se encuentran un mercado que no les quiere. La gran esperanza del mundo son ellos. Tienen conciencia social y creen en la transparencia que permite la tecnología».
Por SARA MONTERO